Entre las empresas uruguayas que demostrando su inalterable confianza en el porvenir del país, pese a los trastornos momentáneos que hoy padecen todas las ramas del trabajo, como consecuencia de la guerra europea y la crisis americana, se han establecido en estos últimos tiempos, se destaca con enérgicos relieves la Fábrica Nacional de Fósforos. Esta importante sociedad, formada con capitales nacionales, y que también emplea con preferencia a los obreros del país, tiene su fábrica, depósitos y escritorios en Montevideo, camino Pereyra número 15, donde sus instalaciones ocupan un área de mil metros cuadrados.
El establecimiento, como puede verse por los grabados que publicamos, ha venido perfeccionando su producción, ajustándose a los más modernos procedimientos y adoptando los últimos modelos de maquinaria, tanto en la elaboración de sus fósforos como en la de las cajillas que éstos se expenden al consumo.
Ocupa un personal de cuarenta operarios, entre hombres mujeres y niños; personal que se rige, por una excelente reglamentación interna, bajo la dirección de verdaderos técnicos.
En la hechura de sus dos clases de fósforos, marca «Montevideo» (cerilla gruesa) y marca «Fe» (cerilla fina), que ya se han impuesto tanto en la plaza de Montevideo como en el interior de la República, la empresa utiliza sistemáticamente y hasta donde le es posible, materias primas de origen o producción nacional. Tanto la estearina, como el cartón y demás ingredientes de la fabricación, son producidos en el país: pudiendo afirmarse que ellos han venido a reemplazar ventajosamente a los similares que antes se importaban del extranjero, con lo que se obtiene no solo un gran beneficio para el consumidor, sino una fuente de recursos, nada despreciable, para los hogares humildes donde la fábrica requiere el mayor contingente de sus hábiles operarios.
FUENTE: Revistas del Ministerio de Industrias. Año V. Número 22. Abril de 1916.
